5 de junio: De Calles a Chelva por la Peña cortada


A estas alturas del año, el calor no nos permite hacer excursiones muy duras, pero en este caso, no ha ido en detrimento de la diversión y el paisaje. Nos proponiamos unir los pueblos de Calles y Chelva, por la ruta que atravesaba la Peña cortada. Esta vez, el Departamento de Logística no acertó en el aprovechamiento de medios de transporte, ya que eramos 4 personas y 3 coches.

En nuestro corto camino tuvimos tiempo de atravesar bosques, puentes, rios, cuevas y acueductos. En algunos lugares, el camino estaba inundado, pero nuestra agilidad y destreza permitió que no nos mojáramos. Aunque sí que pretendiamos hacer eso más tarde. Egon y Tomás nos ofrecieron a lo largo del día un concierto de estornudos, a causa de sus alergias.

Cuando ya terminábamos la ruta, y pretendiamos coger el coche de Javi para ir a por los coches de Egon y Carlos, que habiamos dejado al inicio del camino, Javi nos sorprendió con la noticia de que se había dejado las llaves en el coche de Egon. Menos mal que un amable conductor llevó a los autoestopistas Egon y Carlos al pueblo de Calles, donde pudieron coger sus coches y arreglar el entuerto.

Pero, por si esto no era suficiente, cuando nos fuimos a comer cerca de un balneario donde había una piscina que pretendiamos disfrutar, notamos que había demasiada tranquilidad. Más tarde comprobamos que cerraban la piscina a mediodía, por lo que teniamos que esperar más de una hora. Tiempo que aprovechamos para refrescarnos, aunque Egon y Carlos tuvieron que irse antes, y sólo Javi y Tomás pudieron disfrutar de las frias aguas.

9 de mayo: Xátiva y la Vall d'Albaida


Este no está siendo el año en el que estamos haciendo más excursiones, pero las que hemos hecho han valido siempre la pena. En esta ocasión, nos dirigiamos al pueblo de Xátiva, concretamente a la fuente de los 25 caños, desde donde comenzamos nuestra andadura. Aunque la guía no era muy clara, Egon supo llevarnos por el buen camino. En todo momento caminamos cerca del rio Albaida, gracias a lo cual los mosquitos se convirtieron en nuestros amigos inseparables. La cámara de Pacho esta vez no pudo inmortalizar el paisaje, ya que se quedó sin energías.

El día volvió a salirnos soleado, pero esta vez se excedió. La parte buena es que volvimos con un color de piel muy bueno, pero el calor a veces era difícil de soportar. Una situación divertida fue cuando estábamos a punto de llegar a una fuente, donde teniamos pensado parar a comer. Estuvimos un buen rato imaginando donde estaría, con ocurrencias bastante graciosas, sobretodo por parte de Enrique. Más tarde de lo esperado llegamos, y pudimos degustar su fresca agua. Pero de una situación graciosa pasamos a otra. Resulta que el Departamente de Alimentación no había calculado bien la cantidad de gas necesaria. El resultado fue que algunos filetes se quedaron sin hacer. Aunque eso no detuvo a los ingenieros Egon y Javi, que supieron salir airosos, y disfrutar al final de un buen bocadillo.

Cuando ya estábamos llegando al pueblo, nos sorprendió un aguacero que nos dejó calados en pocos minutos, teniendo que esprintar para llegar a algún sitio donde resguardarnos. Esas inclemencias del tiempo no impidieron que pasáramos un día muy agradable y divertido.