6-10 agosto: De Puigcerda a Setcases por el GR11

Nuestro objetivo es cruzar los Pirineos, de mar a mar. El año pasado comenzamos, yendo de Setcases a Albanya. En aquella ocasión pecamos un poco de novatos. No pudimos hacer todo el recorrido previsto, acabamos agotados (alguno incluso lesionado), nos hizo un calor horroroso, la organización falló en algunos momentos... Pero este año hemos aprendido de nuestros errores, y podemos decir que la expedición ha sido un rotundo éxito.

Hicimos todo el recorrido previsto, aún siendo más duro que el anterior. Rozamos los 3000 metros de altitud en algunos momentos. Además, los paisajes que recorrimos fueron mucho más bonitos, destacando de forma particular el Valle de Nuria, rodeado por unas montañas majestuosas. Excepto a grandes alturas, el verde intenso de la vegetación nos golpeaba continuamente. Los bosques y los continuos riachuelos que cruzábamos nos hicieron muy agradable la travesía

Se notó perfectamente el entrenamiento. Quizás Enrique, el único que no se había entrenado expresamente fue el que más tuvo que esforzarse en algunas pendientes, pero completó casi todo la travesía sin apenas problemas. Egon, el más damnificado el año anterior, subía sin ningún inconveniente, gracias a sus dos bastones y a su mejor condición física.

El tiempo nos respetó en todo momento. Bien es verdad que acabamos todos quemados por el sol, sobretodo Enrique, pero durante el día el calor era soportable, y cuando se iba el sol el tiempo pasaba a ser de lo más agradable. Más de una vez tuvimos que recurrir a sudaderas y polares. La primera noche, en Puigcerda, incluso tuvimos que dormir con manta.

Todo salió según lo previsto, con lo que los organizadores se desquitaron de algunos errores del pasado. No hubiera sido posible sin la ayuda de Carlos y Amparo, que "casualmente" hacían otro plan más relajado por la misma zona. También el GPS de Enrique nos ayudó a no perder el rumbo en ningún momento. Pudimos descansar muy bien en todos los sitios, sin sufrir demasiado los ronquidos de Javi. Y los menús que hicimos provocaron que más de una vez tuviéramos que chuparnos los dedos (literal y figuradamente).

A la vuelta, en el tren, al margen de algunos polémicos juegos, Egon y Javi ya empezaban a darle vueltas al siguiente plan por la senda pirenaica.