19 de Febrero: El Circo de la Safor

Esta vez si. Esta vez no hubieron bajas de última hora y el tiempo acompañó para realizar la excursión prevista por el Circo de la Safor.
Quedamos a las 9 en el punto habitual con un grupo muy novedoso, ya que de los nueve integrantes, cuatro debutaban: Silvia, Leo, Yunier y Raúl.
Tras un viaje, en donde los coches tuvieron que demostrar su fuerza para superar unas subidas considerables, llegamos al punto de inicio de la ruta. Y resultó que los coches no fueron los únicos que tuvieron que demostrar algo, pues la ruta empezó con una dura subida que nos pilló a todos por sorpresa. Los
nuevos tuvieron un debut de lo más exigente. Tras realizar varios descansos para hacer más llevadera la ascensión, conseguimos
coronar la primera parte de la subida. Allí realizamos un almuerzo a base de frutos secos para recuperar fuerzas contemplando una magnífica vista del circo de la Safor, mientras Nacho nos ofrecía cursos de informática.
Reanudamos la marcha y poco a poco, corrijo, MUY poco a poco, llegamos al Nevero de la Safor. Allí unos cuantos decidieron descansar un rato, mientras que otros decidieron hacer un esfuerzo y coronar la cercana cima de la Safor. Enrique marcó un endiablado ritmo que siguieron Egon, Raúl, Nacho, Mireia y Leo. Una vez en la cima, llegó el momento del arte. La cámara de Egon nos demostró como hacer fotografía en movimiento, mientras Raúl nos sorprendió con unos rápidos y muy simpáticos retratos que quedarán en la memoria de la cima.
Tras la bajada y el reencuentro del grupo llegó el momento de decidir donde comer. Los más hambrientos, con un inspirado en sus ideas Yunier a la cabeza, propusieron comer en el Nevero, pero cuando ya estaba todo decidido, Silvia encontró un "regalito" que nos hizo cambiar de idea. Tras optar por un par de sitios más, en donde Mireia y Cristina encontraron más "regalitos", finalmente encontramos el lugar óptimo y nos pusimos con los preparativos. Nacho y Egon, ayudados por sus pinches, nos prepararon unos deliciosos chivitos para envidia de todo el que pasaba por allí.
Una vez con el estómago lleno procedimos a continuar. Tras una algo accidentada bajada, y una discusión sobre interpretación de mapas incunables del siglo XIII, aparecimos en la carretera que nos devolvió a los coches. Una vez en ellos, Enrique nos mostró las increíbles estadísticas del día, llegando incluso a superar el límite de lo imaginable: 700m/h!!! Menos mal que Yunier lo tiene todo grabado, que sino nadie se lo creería.
Y para celebrar este nuevo récord de excursión made in AMR, nos fuimos al bar de Villalonga, en donde concluyó este divertido y ameno día en los montes de la Safor.