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30-31 de Octubre: El Balcón de Alicante y el Migjorn

Las previsiones climatológicas eran de lluvia en todas partes. Pero eso nunca nos ha frenado y esta vez no fue una excepción. Nos dirigimos a un pueblo de la provincia de Alicante: Tibi. Cerca de este, dejamos nuestros coches en una curva de la carretera, donde era una diana ideal para los moteros que pasaban frecuentemente.

Egon había elegido esta ruta por ser sencilla, ya que ese día debutaba en AMR Federica. Pero los acontecimientos no salieron según lo esperado. Primero tuvimos que atravesar una corriente de agua un par de veces. Joaquín lo hizo más fácil, al depositar piedras donde apoyar nuestros pies. Pero Javi decidió hacer de Stallone en "Máximo riesgo" y saltar por encima del rio, desde un sitio un poco más elevado. El problema es que se emocionó demasiado y acabo por el suelo, aunque sin mojarse. Más tarde caminamos por caminos muy empinados, donde el suelo era bastante resbaladizo. La cosa no quedo ahí, porque tuvimos que atravesar una carretera en un peligroso cruce, donde la visibilidad no era muy buena. Para colmo de males, por la tarde, después de comer unos estupendos chivitos en el Balcón de Alicante, donde pudimos disfrutar de una vista impresionante, se nos puso a llover. Enrique cedió amablemente su chubasquero para que Joaquín y Federica pudieran protegerse, mientras que Egon no dejaba de cantar por cualquier cosa que dijéramos (y algunos se extrañaban de la lluvia). En resumen, que si nuestra debutante decide repetir en otra excursión, es que es una auténtica aventurera.

Después de todo esto, fuimos al pueblo a tomarnos algo caliente, para más tarde visitar el pantano más antiguo de Europa, que parecía estar cerca, pero al que nos costó un buen rato llegar. Una vez visto, Joaquín y Federica decidieron volver a Valencia, y el resto nos dirigimos al pueblo de Xixona.

Nuestra experiencia en ese pueblo no fue muy buena. Primero descubrimos que el sitio que había reservado Javi era una casa un tanto tenebrosa, que tenía un dueño de lo más extraño. Ya nos intentó avisar una lugareña, pero decidimos seguir según lo previsto. La ducha de agua fria, la carencia de enchufes y otros elementos hicieron de nuestra estancia algo muy variopinto. Todos temiamos que en cualquier momento de la noche, nuestro casero se transformara cual Jack Nicholson en "El resplandor". Otro momento difícil de la noche fue cuando quisimos ir a cenar a algún sitio típico. Descubrimos que estábamos en el pueblo más exclusivo del mundo y que si no queriamos tomar pizza con alucinógenos, las posibilidades eran escasas.

A la mañana siguiente amaneció nublado. Pero en cuanto quisimos ponernos en marcha se puso a llover. Cuando ya ibamos a irnos, el fuerte viento empujó las nubes y apareció un cielo totalmente despejado. Decidimos darle una nueva oportunidad a la excursión y salimos hacia el pico. La subida fue larga y dura, pero conseguimos llegar a la cima, después de pasar cerca de la casa del alcalde, convenientemente instalada, y de ver a unas chicas que parecían estar divirtiéndose mucho.

Pero si creiamos que todo iba a resultar relajado al coronar el Migjorn, estábamos muy equivocados. Una densas nubes se acercaban peligrosamente, por lo que tuvimos que hacer el descenso a toda velocidad, comiendo apenas unas patatas. La lluvia nos alcanzó de pleno, pero iba y venía, tomándole el pelo a un Egon que no sabía si ponerse o quitarse su disfraz de dementor.

Cansados, hambrientos y mojados llegamos de vuelta a Xixona. Como ya era muy tarde, tuvimos que irnos a comer a Alcoy, donde nos saciamos en una hamburguesería. Todos menos Egon, que con una ensalada se mantenía fuerte en su idea de hacer dieta. Una vez satisfechos, cogimos el coche de vuelta a nuestros respectivos hogares.

10-12 de abril: Morella y alrededores


Nuestro plan para el puente de San Vicente comenzó el sábado, con una larga excursión por los alrededores de Villafranca del Cid. Los enormes bosques de la zona nos hicieron disfrutar de lo lindo. Pero sobretodo nos lo pasamos bomba con los desvarios made in Joky & Egon. La venida del Plátano, la deformación profesional que mostrábamos cada uno, o la historia del kragen (¿o era Graken?), fueron algunos ejemplos.

Gracias a los contactos de Egon, al terminar pudimos alojarnos en un estupendo albergue, donde nos duchamos y cambiamos. Más tarde subimos a Morella para degustar la gastronomía típica del lugar, conocer un poco más la cultura polaca, y celebrar el triunfo del Barça sobre el Madrid. Ya por la noche, Egon y Javi se dedicaron a compartir sonidos a cual más raro.

El domingo amaneció aún más soleado y caluroso, si eso era posible. Gracias a ello, hoy podemos presumir de un bronceado que es la envidia de toda Valencia. Esta vez la ruta era de Forcall a Morella, por un camino muy bonito por la mañana, y muy monótono por la tarde. Comprobamos lo buenas que estaban las quelitas con sobrasada, obsequio de Javi, el cual se emocionó tanto que acabó cortándose el dedo. Menos mal que Egon y su botiquín estaban ahí para salvarle. Más tarde conocimos de primera mano a unas excursionistas con las que no contábamos: las procesionarias.

Por la tarde, Joky se volvió a Valencia, dejando el grupo reducido a 3. Después de cenar, Enrique nos demostró como se puede ganar al tute, remontando espectacularmente una partida que Javi ya creía tener ganada.

El lunes quedó reservado para visitar el pueblo de Morella, con su castillo y sus calles. También disfrutamos de la típica comida morellana, con ternasco incluido. Enrique sucumbió a los encantos del chocolate, mientras Egon y Javi probaron la cuajada que Joky tan brillantemente despreció dos días antes.

Nos hubiéramos quedado más tiempo, pero nuestras obligaciones nos llamaban, así que a primera hora de la tarde, después de comprar varios productos típicos, emprendimos el viaje de vuelta a Valencia.